Ya no se cuántas veces he escuchado a políticos, panelistas, opinólogos y pseudo líderes de opinión decir que hay que fortalecer el acceso a la universidad, que hay que tener universidad para todos, que es muy importante que todos vayan a la universidad, que la universidad es el motor de movilidad social de esta sociedad… En fin. Tantas utopías sobre la universidad que ya me hastíe, y diré lo que hasta ahora nadie a dicho en TV por temor a quedar mal: LA UNIVERSIDAD NO SIRVE NI UN CARAJO PARA “SER MÁS”.
Si pensamos en el sistema de sueldos como una pirámide (aunque a mi no me guste), necesitamos pocos profesionales, un poco más de técnicos profesionales y muchísimos técnicos a secas. Es sólo así cómo un médico o un ingeniero pueden ganar 30 veces lo que el tipo que le saca la mierda del baño (asumiendo que ya no queda nada de altruismo y nos quedamos sólo con el arribismo). La gente sigue pensando que si mandan a su prole (muchas veces en contra de su voluntad) a la educación superior, no importando lo rasca, grasa, poco seria o patética que sea la casa de estudios, en efecto ganarán más que el papá que es obrero, que “con esfuerzo sacamos a la siguiente generación adelante”.
La realidad está muy lejos de aquello. El mejor estudiante de Chile es un campesino en Singapur según la prueba PISA (eso sin desmerecer a los campesinos). Como los mejores estudiantes entran a las 3 o 4 mejores universidades, las mejores universidades de Chile no le llegan ni a los talones a las del mundo desarrollado: en fondos, infraestructura y calidad docente. Ya partimos mal: somos malos estudiantes en la media, seremos mediocres estudiantes en la u.
Si juntamos a todos los egresados de ingeniería comercial, sólo del año 2009, encontraríamos, a lo menos, 2000. Si juntamos a todos los egresados de pedagogía que no serán más que radios repitiendo lo que por osmosis le pudo entrar en el mate, quizá encontremos unos 3000 anuales. Lo cierto es que no hay tanto trabajo, ni hay tanta necesidad de reproductores de materia. Es así cómo algunas carreras quedan en casi una estafa, como ingeniería comercial en administración de empresas, arquitectura, periodismo, leyes, pedagogía, sociología, artes, música, otras ingenierías con menos campo, y la lista suma y sigue. Tarde o temprano aparecerían las bromas de “cesante ilustrado”.
A medida de que pasa el tiempo, las universidades privadas buscan nuevos mercados para formar a más “generaciones emprendedoras”, abriendo nuevas carreras con más campo laboral (como la reciente incorporación de medicina a la UPV), o inventándose otras sin ningún campo laboral (como especialista en Word, Power Point, Excel y Outlook, del Instituto Sersoft), o dando a conocer carreras casi olvidadas, como la óptica. Por supuesto que durante los primeros años de carrera, cuando hay pocos aspirantes y pocos egresados, la mentira será encubierta por más tiempo, pero de aquí a 10 años las estafas se habrán acabado, y todas las “generaciones emprendedoras” estarán cesantes o con un sueldo mísero y en condiciones míseras. O bien limpiando baños, igual que su generación anterior “esforzada”.
Parece terrible, y uno pensará cómo un empleador puede querer gente que tenga un título pegado con mocos. La verdad es que si quieren un título pegado con mocos, porque ya estarán recibiendo alumnos de media con un certificado de estudios pegado con mocos. Los cargos importantes los llenará la gente bonita de universidades bonitas, y el resto, la plebe mal pagada y desesperada que hará trabajos automatizaos en computadores, sin profundizar más allá de su labor. Es negocio redondo, para todos menos para quien me lea y esté en el Instituto Sersoft.
Y en cualquier caso, no faltan los inmigrantes que vienen escapando de un mal sistema, cobran una miseria que en su país es riqueza y terminan bajando igual los sueldos y la cantidad de trabajos para los Chilenos. No soy xenofóbico, respeto mucho a los extranjeros, y creo que así como yo debería poder ir a vivir a donde se me de la gana (al fin y al cabo, este mundo es de todos), los estadounidenses, chinos, ecuatorianos, peruanos, bolivianos, sudafricanos, antillanos, Burkina facenses, etc, etc, etc, tienen derecho a vivir aquí. La cosa es que con buenos sueldos, en su país y acá.
Si la educación básica fuera buena, los estudiantes desarrollarían habilidades que les permitirían profundizar conocimientos y destrezas en la media. En la media serían más sociables y quizá, incluso, personas ya hechas y derechas. Entonces todo el mundo sabría lo que quiere ser, si barrendero, médico o electricista, y como a tantos les daría flojera estudiar más de los 12 años del colegio, habrían pocos aspirantes a la universidad, y las úes rasca quebrarían por la ley de mercado.
Pero eso nos sigue dejando a… la ley del mercado. La fuerza de trabajo también es un producto que nosotros vendemos. Sea con nuestro intelecto o con nuestro cuerpo, vendemos productividad, y el mercado tiende a elegir lo más barato. Como hay una colusión de compradores (y en este caso, al no haber ni sindicatos ni conciencia social, ellos ponen el precio de la mano de obra), ellos querrán pagarle menos al barrendero, un poquito más al electricista (para que mire en menos al barrendero) y mucho al médico (porque la carrera es cara y el médico es hijo del empleador, y debe mirar en menos a todos los demás). Por consiguiente, todos querrán ser médicos, pero no todos tendrán el dinero del empleador. Ahí es donde aparecen de nuevo las úes rasca.
Parece un círculo vicioso, pero no lo es. La universidad de chile y la Universidad católica fueron durante mucho tiempo las únicas universidades tomadas en cuenta en nuestro país. Y podrían seguir siéndolo sin que nadie perdiera nada. La universidad solía ser gratuita en las úes estatales, y todos nuestros jefes y políticos estudiaron bajo ese sistema gratuito, financiado por las empresas estatales que ya se vendieron, y por los impuestos que los ricos ya no pagan. Una mayor equidad de sueldos, y una mayor conciencia de que, en tanto el trabajo sea productivo, es igualmente digno y le da a esa persona el mismo derecho a desarrollarse con su tiempo libre y dinero, lograrán que no existan trabajos soñados, pues cada cuál hará lo que más le acomode. Y algún incentivo se le dará si falta. Un sistema piramidal no es necesario, y de hecho, sin él, no habría necesidad de mandar a los hijos a aprender estupideces a centros de estafa, desestabilizando los trabajos y la calidad de vida a futuro.
Tenemos muchísimos estudiantes universitarios. En el futuro tendremos muchísimos cesantes y pobres. Tenemos muchísimos pobres y los seguiremos teniendo en el futuro si no cambiamos la estructura mental y social imperante. De hecho, si no lo hacemos, en un futuro inevitablemente seremos nosotros los pobres (a menos que mi estimado lector viva en Vitacura, Lo Barnechea, La Reina alto o Peñalolén alto, o sea narcotraficante). Quizá podamos comer, pero comer, beber y dormir no es vivir, es subsistir. Sin mejorar la educación, nuestros salarios, condiciones de vida y conciencia, seguiremos subsistiendo.
1 comentario:
Tienes toda la razón compañero. Lamentablemente, la mayor parte de las personas que entra a las Ues privadas no tiene una buena base desde la básica y/o media y por lo tanto nunca tendrán un buen desarrollo como universitarios. Hoy en día un título lo hace la plata y no la inteligencia... La mente ya no hace falta y es algo con lo que las Ues privadas y los IPs se están haciendo la américa, hermano mío.
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